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November 20, 2025
October 22, 2025
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Cómo superar una auditoría CAE evitando fallos en tu empresa
Superar una auditoría CAE no depende únicamente de disponer de la documentación requerida, sino de la existencia de un sistema...
Las auditorías de Coordinación de Actividades Empresariales (CAE) se han consolidado en los últimos años como un instrumento esencial para garantizar el cumplimiento de las obligaciones preventivas y de seguridad en las organizaciones donde concurren varias empresas. En sectores como la construcción, la industria o los servicios, el control documental y la coordinación efectiva entre contratas y subcontratas son factores determinantes para asegurar entornos de trabajo seguros y conformes a la normativa vigente.
Superar una auditoría CAE no depende únicamente de disponer de la documentación requerida, sino de la existencia de un sistema de gestión que permita demostrar que la prevención se integra realmente en la actividad diaria.
En qué consiste una auditoría CAE: marco legal
Una auditoría CAE es un proceso de verificación sistemático mediante el cual se evalúa el grado de cumplimiento de las obligaciones derivadas de la Coordinación de Actividades Empresariales. Su fundamento legal se encuentra en la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, que establece los principios básicos de la acción preventiva, y en el Real Decreto 171/2004, que desarrolla específicamente las obligaciones de coordinación cuando en un mismo centro de trabajo concurren trabajadores de diferentes empresas.
El Real Decreto 171/2004 concreta los deberes de intercambio de información, la cooperación entre empresas y la designación de medios de coordinación. Además, determina que las empresas titulares y principales deben asegurarse de que sus contratas y subcontratas cumplen con la normativa en materia de prevención de riesgos laborales.
Durante la auditoría, se analiza si estas obligaciones se cumplen efectivamente y si la empresa dispone de procedimientos documentados que garanticen la trazabilidad de las actuaciones preventivas. Se trata, en definitiva, de comprobar que el sistema de coordinación es operativo, verificable y eficaz, y que no se limita a una gestión puramente formal o burocrática.
Diferencia entre una Inspección de Trabajo y una auditoría CAE
Aunque ambas herramientas persiguen objetivos relacionados con el cumplimiento de la normativa preventiva, existe una diferencia sustancial entre una auditoría CAE y una Inspección de Trabajo.
La auditoría CAE es un proceso interno o externo impulsado por la propia empresa, el promotor o el contratista principal, con el objetivo de evaluar su sistema de coordinación y detectar áreas de mejora antes de que se produzcan incumplimientos. Es un instrumento de control preventivo que forma parte de la gestión de la seguridad y salud laboral.
La Inspección de Trabajo y Seguridad Social es una actuación administrativa oficial con capacidad sancionadora. Se realiza por parte de la autoridad laboral y tiene por finalidad comprobar el cumplimiento de la legislación en materia de prevención de riesgos, seguridad social y relaciones laborales. Los hallazgos de una auditoría CAE pueden servir como evidencia documental en una inspección, pero ambos procesos son distintos en su naturaleza, alcance y consecuencias.
¿Cuándo es obligatoria una auditoría CAE?
La obligatoriedad de una auditoría CAE depende del tipo de actividad, del nivel de riesgo y de las exigencias contractuales o reglamentarias. En general, no existe una obligación legal genérica de someterse a auditorías CAE periódicas; sin embargo, en sectores de alta concurrencia de empresas, como la construcción, la industria energética o la logística, las auditorías suelen ser exigidas por los promotores, las empresas principales o incluso las aseguradoras.
Estas auditorías pueden realizarse en distintos momentos: antes del inicio de la actividad, durante la ejecución del proyecto o al cierre del mismo, para verificar el cumplimiento integral de las medidas de coordinación. En determinados supuestos, como la implantación de sistemas de gestión certificados (por ejemplo, ISO 45001), las auditorías CAE se integran en los procesos de verificación interna.
Aunque no siempre sean obligatorias por ley, las auditorías CAE constituyen una herramienta estratégica para acreditar el cumplimiento normativo, anticipar riesgos y demostrar diligencia debida ante posibles actuaciones de la Inspección de Trabajo.
¿Qué tipo de documentos se revisan en una auditoría CAE?
La revisión documental es el eje central de cualquier auditoría CAE. Los auditores examinan tanto la documentación corporativa de la empresa como la de sus contratas y subcontratas, con el fin de verificar que todas cumplen con las obligaciones derivadas del Real Decreto 171/2004.
Entre los documentos más habituales se encuentran las evaluaciones de riesgos y los planes de seguridad y salud, los certificados de formación en prevención, los reconocimientos médicos, las acreditaciones profesionales, las pólizas de seguro de responsabilidad civil y los registros de entrega de información a los trabajadores.
También se revisan los registros de coordinación —reuniones, comunicaciones, designaciones de recursos preventivos y autorizaciones de acceso— que evidencian la existencia de una cooperación efectiva entre empresas concurrentes. La auditoría también valora la vigencia y adecuación de cada documento a las condiciones reales de trabajo, y no solo su mera existencia formal.
¿Cuál es la duración de una auditoría de Coordinación Empresarial?
La duración de una auditoría CAE varía según la envergadura de la empresa, la complejidad del proyecto y el número de empresas concurrentes. En pequeñas y medianas obras, el proceso puede completarse en uno o dos días, mientras que en grandes proyectos industriales o de infraestructuras puede extenderse durante una semana o más.
El tiempo no depende únicamente del número de documentos, sino también del grado de digitalización del sistema de gestión y de la accesibilidad de la información. Las empresas que emplean plataformas digitales de coordinación suelen reducir significativamente los tiempos de auditoría, ya que la información se encuentra centralizada, validada y disponible para su revisión inmediata.
Sanciones e incumplimientos en materia de CAE en España
El incumplimiento de las obligaciones en materia de Coordinación de Actividades Empresariales puede acarrear sanciones económicas importantes. De acuerdo con la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS), las multas por infracciones en materia preventiva pueden clasificarse como leves, graves o muy graves, con importes que oscilan entre los 40 y los 819.780 euros.
Las denominadas sanciones CAE suelen derivarse de la falta de coordinación entre empresas, la ausencia de documentación válida o la inexistencia de un sistema que garantice el cumplimiento continuo de las medidas de prevención. En los casos más graves, especialmente si se produce un accidente laboral con resultado de lesiones o fallecimiento, las responsabilidades pueden extenderse al ámbito penal, incluyendo recargos en las prestaciones de la Seguridad Social o incluso responsabilidades personales de los administradores.
5 sectores con más sanciones CAE
Los sectores con mayor número de sanciones por incumplimientos CAE en España son aquellos caracterizados por una alta concurrencia de empresas y por actividades con riesgos inherentes elevados. El sector de la construcción encabeza esta lista, debido a la complejidad de las obras, la subcontratación en cadena y la presencia constante de distintos oficios trabajando simultáneamente en un mismo centro.
A continuación se sitúan la industria manufacturera, donde las tareas de mantenimiento externo y montaje suponen frecuentes situaciones de concurrencia, y el sector energético, especialmente en instalaciones de generación y distribución, donde las empresas auxiliares realizan operaciones críticas bajo estrictas condiciones de seguridad.
El sector logístico y de transporte también presenta un número significativo de sanciones CAE, ya que la coexistencia de trabajadores de diferentes empresas en plataformas y almacenes genera riesgos compartidos. Finalmente, el sector servicios, en especial limpieza y mantenimiento, registra numerosos incumplimientos en materia de coordinación, principalmente por la falta de comunicación entre empresas usuarias y contratistas.
Estos cinco sectores concentran la mayor parte de las sanciones CAE en España.
Errores críticos por los que las empresas fallan en las auditorías CAE
Las auditorías de Coordinación de Actividades Empresariales (CAE) constituyen uno de los mecanismos más relevantes para evaluar la eficacia del cumplimiento normativo en materia de prevención de riesgos laborales. Su finalidad no se limita a comprobar la existencia de documentación o la aplicación de protocolos formales, sino a verificar que la coordinación entre las distintas empresas concurrentes es real, operativa y conforme al marco legal.
Los errores determinantes en una auditoría CAE son los siguientes.
Gestión documental deficiente
La documentación es la base sobre la que se sustenta cualquier sistema de Coordinación de Actividades Empresariales. Un error habitual en las empresas es considerar la gestión documental como un mero trámite administrativo, cuando en realidad constituye una herramienta fundamental para garantizar la trazabilidad y la transparencia en la prevención.
Las deficiencias documentales pueden manifestarse de diversas formas: documentos caducados, incompletos, mal clasificados o, simplemente, inexistentes. También es frecuente encontrar duplicidades o inconsistencias entre versiones de un mismo documento, lo que refleja una falta de control interno.
En las auditorías CAE, este tipo de errores son detectados rápidamente, ya que el auditor analiza no solo la existencia de los documentos, sino también su vigencia, adecuación al puesto y coherencia con la actividad desarrollada.
Falta de comunicación a través de canales efectivos
La coordinación preventiva no puede entenderse sin una comunicación fluida entre las empresas concurrentes. Sin embargo, uno de los errores más comunes es la ausencia de canales de comunicación formalmente establecidos y verificados. En muchos entornos laborales, la información sobre riesgos, medidas preventivas o cambios en los procedimientos no se transmite adecuadamente, generando vacíos de coordinación que comprometen la seguridad.
La comunicación ineficaz se traduce en descoordinación operativa y en la pérdida de control sobre las medidas adoptadas. El intercambio de información por vías no oficiales —como correos electrónicos personales o conversaciones verbales— dificulta la trazabilidad y la verificación posterior.
No se realiza un seguimiento ni actualizaciones
Otra de las causas más frecuentes de no conformidad es la falta de seguimiento continuo. La CAE no es un proceso estático, sino dinámico, que debe reflejar las variaciones que se producen en la actividad, los recursos humanos o las condiciones del entorno. Muchas empresas cumplen inicialmente con la entrega de documentación, pero no mantienen su actualización a lo largo del tiempo.
Los auditores detectan con facilidad documentos obsoletos, reconocimientos médicos caducados o certificados de formación vencidos. Este tipo de deficiencias demuestran la inexistencia de un sistema de control que asegure la vigencia de la información. En los entornos laborales con alta rotación o subcontratación múltiple, la actualización periódica de datos se vuelve crítica.
Verificación insuficiente de documentos de contratas
Un error particularmente grave es la falta de verificación efectiva de la documentación aportada por las contratas y subcontratas. La normativa exige que la empresa principal no solo recopile los documentos, sino que compruebe su autenticidad, validez y correspondencia con la actividad desempeñada.
En muchas ocasiones, los auditores encuentran que la empresa principal dispone de documentos formalmente correctos, pero no ha comprobado si los contenidos son reales o aplicables. Por ejemplo, certificados de formación que no corresponden al puesto de trabajo, evaluaciones de riesgos genéricas o seguros sin cobertura específica para la actividad contratada. Este tipo de situaciones constituye un incumplimiento grave del deber de diligencia.
Ausencia de planificación en la coordinación
La coordinación efectiva requiere planificación. Cuando la gestión preventiva se improvisa o se aborda de forma reactiva, las deficiencias se acumulan hasta hacerse evidentes durante la auditoría. La falta de planificación suele manifestarse en la inexistencia de procedimientos claros, cronogramas de entrega documental o protocolos de comunicación entre las distintas partes implicadas.
El Real Decreto 171/2004 establece la necesidad de determinar medios de coordinación específicos en función de la naturaleza de la actividad y los riesgos concurrentes. Sin embargo, muchas empresas no elaboran un plan estructurado que defina responsabilidades, plazos y mecanismos de control. Como resultado, la coordinación se vuelve dispersa y dependiente de decisiones puntuales.
Una adecuada planificación CAE implica identificar desde el inicio qué empresas intervendrán, qué documentación se requerirá, cómo se realizará la validación y qué medios se emplearán para la comunicación y supervisión.
Formación de trabajadores insuficiente
La formación preventiva de los trabajadores constituye un elemento esencial en cualquier auditoría CAE. Una empresa puede disponer de documentación formalmente impecable y, sin embargo, fallar si su personal no está debidamente formado o informado sobre los riesgos de su puesto.
Los auditores revisan tanto los certificados de formación como la correspondencia entre los contenidos impartidos y las tareas realizadas. La carencia de formación específica, la ausencia de registros actualizados o la falta de reciclaje son deficiencias comunes que ponen de manifiesto una gestión preventiva insuficiente.
Supervisión en el terreno inexistente
El último de los errores críticos identificados en las auditorías CAE es la falta de supervisión efectiva en el terreno. La gestión preventiva no se limita al ámbito documental; requiere presencia real en el lugar de trabajo para verificar la correcta aplicación de las medidas establecidas.
En numerosas ocasiones, las auditorías revelan que, a pesar de contar con un sistema documental sólido, las condiciones reales de la obra o instalación no se ajustan a lo previsto. La ausencia de supervisión continua impide detectar desviaciones, incumplimientos o riesgos emergentes. Además, demuestra una desconexión entre la gestión administrativa y la realidad operativa.
¿Cómo se debe preparar una empresa para una auditoría CAE?
La preparación para una auditoría de Coordinación de Actividades Empresariales (CAE) no debe considerarse un proceso puntual, sino el resultado de una gestión preventiva sólida, planificada y sostenida en el tiempo. Una empresa verdaderamente preparada es aquella que ha integrado la prevención de riesgos laborales en su estructura operativa y que dispone de mecanismos de control y trazabilidad que garantizan el cumplimiento de la normativa en todo momento.
Documentación obligatoria
La documentación exigida en una auditoría CAE tiene como finalidad acreditar que las empresas cumplen con las disposiciones de la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, y del Real Decreto 171/2004, que regula la coordinación entre empresas concurrentes. Dicha documentación debe estar actualizada, validada y fácilmente accesible, ya que constituye la principal evidencia de cumplimiento ante los auditores.
Entre los documentos esenciales se incluyen las evaluaciones de riesgos laborales de cada actividad, los planes de seguridad y salud, las acreditaciones de formación preventiva de los trabajadores, los reconocimientos médicos, las pólizas de seguro, y los registros de entrega de información a trabajadores y contratas. A estos se añaden las designaciones de recursos preventivos, las actas de reuniones de coordinación, las autorizaciones de acceso y los certificados de mantenimiento de equipos cuando la actividad lo requiere.
Para la empresa principal
La empresa principal tiene un papel determinante en la coordinación de actividades. No solo debe cumplir con sus propias obligaciones en materia preventiva, sino también verificar que las contratas y subcontratas cumplen las suyas. Esto implica asumir una función de supervisión activa, en la que debe solicitar, revisar y validar la documentación preventiva de todas las empresas que intervienen en el centro de trabajo.
Durante una auditoría, se evalúa la capacidad de la empresa principal para garantizar una coordinación efectiva. Por eso, se examina si existen procedimientos internos para la verificación documental, si se mantienen registros de comunicación con las contratas, y si se ha designado personal responsable del seguimiento del sistema CAE. Además, el auditor analiza la coherencia entre los documentos y la realidad operativa del proyecto, comprobando que los medios de coordinación previstos se aplican realmente en el terreno.
Para la empresa subcontratada o cada contrata
Las contratas y subcontratas tienen igualmente la obligación de cumplir con la normativa preventiva y de colaborar activamente con la empresa principal en el intercambio de información. En una auditoría CAE, se revisa que cada una haya aportado su documentación en tiempo y forma, que sus trabajadores estén formados y que las medidas preventivas definidas en su evaluación de riesgos sean coherentes con las tareas que realizan.
También se analiza si los responsables de la empresa subcontratada participan en las reuniones de coordinación y si existen evidencias de comunicación continua con la empresa principal. El cumplimiento documental no se limita a entregar los archivos exigidos, sino a garantizar que estos reflejan la situación real de la empresa y su capacidad para actuar de manera segura dentro del centro de trabajo.
Las contratas bien preparadas suelen disponer de procedimientos internos de control y sistemas digitales que les permiten mantener su documentación actualizada y fácilmente verificable.
Consecuencias al fallar en una auditoría CAE
No superar una auditoría CAE tiene implicaciones significativas tanto desde el punto de vista legal como reputacional. Las deficiencias detectadas pueden derivar en sanciones administrativas, suspensión de actividades, pérdida de contratos o exclusión de futuros procesos de homologación con clientes. Además, los incumplimientos reiterados pueden acarrear consecuencias más graves cuando se produce un accidente laboral.
Fallar en una auditoría no significa únicamente incumplir una obligación formal, sino poner en evidencia un sistema de coordinación insuficiente que puede afectar a la seguridad de los trabajadores y a la integridad de la empresa.
Responsabilidad Solidaria y Penal
El marco jurídico español establece la responsabilidad solidaria entre empresas que comparten centro de trabajo. Esto implica que, en caso de incumplimiento o accidente, la empresa principal puede ser considerada responsable junto con sus contratas o subcontratas. La falta de coordinación efectiva o la ausencia de control documental son factores determinantes en la atribución de esta responsabilidad.
En los casos más graves, especialmente cuando se acredita negligencia en la gestión preventiva, puede derivarse también responsabilidad penal para los administradores o responsables de la empresa.
Impacto en la reputación
Más allá de las sanciones, las auditorías fallidas dañan la credibilidad y la reputación de la empresa. En sectores donde la seguridad y la responsabilidad social son factores determinantes, la imagen corporativa se convierte en un activo estratégico. Una empresa que no supera una auditoría CAE proyecta desorganización, falta de control y escasa cultura preventiva.
Los clientes, promotores y entidades públicas valoran cada vez más el historial de cumplimiento de las empresas colaboradoras. Un informe de auditoría negativo puede suponer la pérdida de confianza y la exclusión de licitaciones o acuerdos comerciales.
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