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September 11, 2025
August 12, 2025
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¿Qué hacer si tu proveedor tiene un alto impacto de contaminación ambiental?
En un mercado donde la sostenibilidad es cada vez más valorada, contar con proveedores responsables es importante.
En un entorno empresarial cada vez más orientado hacia la sostenibilidad, trabajar con proveedores que generan un alto nivel de contaminación ambiental puede suponer un riesgo importante para la reputación, la operativa y el cumplimiento normativo de cualquier compañía.
Cuando una empresa descubre que un proveedor tiene un alto impacto negativo en el medio ambiente, la reacción debe ser estratégica y rápida. Esto implica comprender el alcance del problema, evaluar los riesgos, tomar decisiones basadas en criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) y garantizar que se cumple la normativa vigente.
Actuar de forma proactiva no solo reduce el riesgo, sino que refuerza la imagen corporativa y la confianza de clientes, inversores y socios.
Qué es la contaminación por proveedores
La contaminación por proveedores se refiere al impacto ambiental derivado de las actividades de las empresas que forman parte de la cadena de suministro de una organización. Aunque no se trate de emisiones o residuos generados directamente por la compañía contratante, la legislación y la presión social cada vez más reconocen que existe una corresponsabilidad en este impacto.
Este tipo de contaminación puede abarcar emisiones de gases de efecto invernadero, vertidos contaminantes, uso excesivo de recursos naturales o prácticas de producción no sostenibles. A menudo, estos problemas quedan ocultos en los niveles más básicos de la cadena de valor, lo que hace aún más importante tener mecanismos de control y seguimiento eficaces.
Riesgos de trabajar con proveedores poco sostenibles
Colaborar con proveedores que tienen prácticas ambientales deficientes expone a las empresas a múltiples riesgos. En primer lugar, el riesgo reputacional: la sociedad y los medios de comunicación pueden asociar a la empresa contratante con las malas prácticas de su proveedor, incluso si esta no participa directamente en ellas.
En segundo lugar, el riesgo legal: cada vez más normativas contemplan la responsabilidad de las empresas sobre el comportamiento de sus socios comerciales, lo que significa que la contaminación ambiental de las empresas proveedoras puede derivar en sanciones o responsabilidades legales para la contratante.
Además se incluye un posible riesgo operativo: proveedores con procesos poco sostenibles pueden enfrentarse a interrupciones de producción, problemas de suministro o cierres forzados, afectando directamente la continuidad de la cadena logística.
Consecuencias legales, operativas y reputacionales
Las consecuencias de trabajar con un proveedor que tiene un alto impacto ambiental pueden ser graves. Desde un punto de vista legal, las empresas pueden enfrentarse a sanciones por no supervisar adecuadamente su cadena de suministro o por incumplir requisitos de diligencia debida. Operativamente, una interrupción en el suministro causada por sanciones o cierre del proveedor puede provocar retrasos, aumento de costes y pérdida de competitividad.
En el plano reputacional, el daño puede ser duradero. Una sola noticia negativa puede generar desconfianza entre clientes e inversores, afectando la imagen de marca y reduciendo las oportunidades de negocio.
Cadena de valor y cumplimiento de ESG
El cumplimiento de los criterios ESG exige que la sostenibilidad se integre en toda la cadena de valor, no solo en la actividad directa de la empresa. Esto significa que la organización debe asegurarse de que sus proveedores, subcontratistas y socios cumplen con estándares ambientales, sociales y de gobernanza adecuados.
Un fallo en cualquiera de estos eslabones puede poner en entredicho el compromiso global de la empresa, la evaluación y selección de proveedores debe incluir criterios estrictos de sostenibilidad, verificación de prácticas y un sistema de seguimiento continuo.
Normativas clave que afectan a las relaciones con proveedores
En los últimos años, la regulación ha avanzado hacia un mayor control de la cadena de suministro. La legislación europea y nacional exige que las empresas adopten medidas de diligencia debida para identificar, prevenir y mitigar los riesgos ambientales y sociales asociados a sus operaciones y a las de sus socios comerciales.
Este marco regulatorio reconoce que la contaminación ambiental de las empresas proveedoras no es solo un problema local, sino una cuestión de responsabilidad compartida que afecta a toda la red de relaciones comerciales.
La Directiva de Diligencia Debida (CSDDD)
La Corporate Sustainability Due Diligence Directive (CSDDD) es una de las iniciativas más relevantes de la Unión Europea en materia de sostenibilidad empresarial. Su objetivo es garantizar que las empresas identifiquen, evalúen y gestionen los impactos negativos sobre los derechos humanos y el medio ambiente a lo largo de toda su cadena de suministro.
Esto implica que las organizaciones deberán tener procedimientos para evaluar el impacto ambiental de sus proveedores, establecer planes correctivos y, en casos extremos, poner fin a relaciones comerciales que no cumplan con los estándares exigidos.
Exigencias sobre impacto ambiental en la cadena de suministro
Las empresas deben ir más allá de la mera contratación y exigir a sus proveedores evidencias de que cumplen con los requisitos ambientales. Esto puede incluir certificaciones, auditorías independientes, declaraciones de sostenibilidad e informes de emisiones.
Responsabilidad compartida entre empresa y proveedor
En la actualidad, la responsabilidad sobre el impacto ambiental ya no se limita a quien lo genera directamente. La corresponsabilidad implica que si un proveedor incumple con la normativa ambiental, la empresa contratante también puede ser señalada, sancionada o ver afectada su reputación.
Esto refuerza la necesidad de establecer cláusulas contractuales específicas, sistemas de seguimiento y medidas preventivas para garantizar que toda la cadena de suministro cumpla con los estándares establecidos.
Acciones prácticas si un proveedor no cumple con criterios ambientales
Evaluar el nivel de riesgo ambiental del proveedor
Analizar el tipo y la magnitud del impacto, la gravedad de la contaminación y las posibles consecuencias legales o reputacionales.
Establecer planes de mejora o buscar alternativas
Proponer un plan de acción con medidas concretas y plazos definidos, o considerar la sustitución del proveedor por otro que cumpla con criterios sostenibles.
Documentar y monitorizar el cumplimiento ambiental
Mantener un registro actualizado de todas las acciones, auditorías y verificaciones realizadas, y establecer revisiones periódicas para evaluar avances.
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En un mercado donde la sostenibilidad es cada vez más valorada, contar con proveedores responsables es importante. La contaminación ambiental de las empresas proveedoras no solo puede acarrear sanciones, también puede erosionar la confianza de clientes e inversores.
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