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September 16, 2025
August 19, 2025
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Guía Completa de la ISO 45001 para sistemas de gestión de seguridad y salud en el trabajo
La ISO 45001 es la norma que establece los requisitos para implantar un sistema de gestión de la seguridad y salud en el trabajo
La ISO 45001 es la norma internacional que establece los requisitos para implantar un sistema de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo. Su finalidad es ayudar a las organizaciones a prevenir accidentes, reducir riesgos y promover un entorno laboral más saludable. Esta norma, reconocida a nivel mundial, es clave no solo para proteger la integridad física y mental de los trabajadores, sino también para aumentar la eficiencia de los procesos, reducir costes derivados de incidentes y mejorar la reputación empresarial.
Uno de los aspectos más relevantes de la ISO 45001 es que introduce un enfoque proactivo de la gestión del riesgo. No basta con reaccionar a los problemas una vez ocurren; lo esencial es anticiparse a ellos, detectarlos en su origen y controlarlos con medidas preventivas.
La Jerarquía de Control de Riesgos
El concepto de jerarquía de control de riesgos se refiere a un conjunto de estrategias organizadas en niveles, de mayor a menor efectividad. Esta jerarquía establece que no todas las medidas preventivas tienen el mismo impacto sobre la seguridad, algunas eliminan por completo el peligro y ofrecen soluciones definitivas, mientras que otras se limitan a reducir parcialmente la exposición de los trabajadores.
La idea fundamental es que siempre se debe comenzar por las medidas más eficaces, como la eliminación del riesgo, y dejar como último recurso aquellas que dependen de la acción individual de las personas, como el uso de equipos de protección personal. En este sentido, la jerarquía se convierte en una guía práctica para decidir qué acciones priorizar en cada caso.
Eliminación (Más Efectivo)
La eliminación del peligro es la medida más efectiva que puede aplicarse en un sistema de prevención, consiste en suprimir de raíz el riesgo para que no exista posibilidad alguna de que cause daño. Esta opción es ideal porque resuelve el problema en su origen y no requiere esfuerzos continuos de supervisión o mantenimiento. Sin embargo, no siempre es viable, ya que en determinados sectores o procesos el riesgo forma parte inherente de la actividad.
Un ejemplo claro sería retirar una sustancia tóxica que ya no resulta necesaria en un proceso de producción, o replantear un puesto de trabajo para evitar que se realice una tarea peligrosa de forma manual.
Sustitución
Cuando la eliminación no es posible, la siguiente opción es sustituir el peligro por otro de menor magnitud. Este enfoque busca reducir la exposición sin eliminar completamente la actividad. Cambiar disolventes químicos muy agresivos por otros menos dañinos, reemplazar equipos ruidosos por alternativas silenciosas o introducir maquinaria moderna que integre protecciones de seguridad son ejemplos típicos de sustitución. Aunque no elimina el riesgo al cien por cien, sí consigue mitigarlo de manera notable.
Controles de Ingeniería
Los controles de ingeniería no eliminan el peligro, pero lo aíslan o lo reducen mediante modificaciones en instalaciones, equipos o procesos. Se trata de soluciones técnicas que reducen la posibilidad de contacto entre la persona y el riesgo. Por ejemplo, instalar un sistema de ventilación que disperse vapores, colocar resguardos físicos en la maquinaria o automatizar determinadas tareas peligrosas.
Controles Administrativos
Si las medidas técnicas no son suficientes, entran en juego los controles administrativos. En este nivel, la gestión se basa en modificar procedimientos, horarios o responsabilidades para minimizar el tiempo de exposición de los trabajadores. Establecer protocolos de trabajo seguro, organizar rotaciones en tareas repetitivas, limitar el acceso a zonas peligrosas o impartir formación en prevención de riesgos son ejemplos de este tipo de control.
A diferencia de los controles de ingeniería, estas medidas dependen del cumplimiento por parte de las personas implicadas en el proceso.
Equipos de Protección Personal (Menos Efectivo)
El último nivel de la jerarquía corresponde al uso de equipos de protección personal, como cascos, guantes, gafas, arneses o mascarillas. Estos equipos actúan como una barrera entre el trabajador y el peligro, pero no eliminan el riesgo ni reducen su existencia. Su eficacia depende de que el trabajador los utilice correctamente, de que se mantengan en buen estado y de que se adapten al tipo de riesgo específico.
Cómo implementar los sistemas de seguridad y salud según esta jerarquía
La aplicación de la jerarquía de control dentro de un sistema de gestión según la ISO 45001 debe hacerse de manera estructurada y planificada. No se trata de improvisar medidas aisladas, sino de integrarlas en los procedimientos de la organización.
Para ello, primero se analizan los riesgos y se evalúa su gravedad, después se diseñan planes de acción que prioricen las opciones más eficaces y, finalmente, se hace un seguimiento para comprobar que las medidas adoptadas realmente cumplen su función.
El compromiso de la dirección es fundamental para que este proceso tenga éxito. Sin un liderazgo claro y sin recursos asignados, cualquier estrategia va a perder efectividad. También resulta clave la participación de los trabajadores, que deben involucrarse en la identificación de riesgos y en la evaluación de la eficacia de las medidas, ya que son quienes mejor conocen las condiciones reales de trabajo.
Identificación y evaluación de riesgos y peligros
La identificación de peligros constituye la base de todo el sistema de gestión. No se limita a observar el entorno físico, sino que también incluye factores psicosociales, organizativos y ergonómicos. Una empresa debe analizar tanto los riesgos derivados del uso de maquinaria o sustancias como los asociados a la carga mental, el estrés o la fatiga.
Una vez detectados, es necesario evaluar cada riesgo en función de dos variables: la probabilidad de que ocurra un accidente y la gravedad de las consecuencias que podría tener. La combinación de ambas permite establecer un nivel de riesgo que sirve para priorizar qué peligros deben abordarse con mayor urgencia.
Analizar las opciones contra esos riesgos
En este punto, la organización debe estudiar las distintas posibilidades de control y elegir aquellas que mejor se adapten a sus recursos y a la naturaleza del riesgo. El análisis implica valorar la viabilidad técnica, los costes de implementación y la eficacia real de cada medida. Aquí es donde la jerarquía de control cobra protagonismo, porque marca un camino lógico: primero eliminar o sustituir, luego aplicar medidas de ingeniería y administrativas, y finalmente recurrir al equipo de protección personal.
Para visualizar este proceso, conviene recordar que no todas las opciones tienen el mismo peso. Si, por ejemplo, se detecta riesgo de inhalación de vapores químicos, lo primero es valorar si es posible suprimir el uso de esa sustancia. Si no se puede, se estudia si existen alternativas menos dañinas, en caso contrario, se instalan sistemas de extracción localizada. Solo cuando persisten restos de exposición se elaboran protocolos de trabajo seguro y se proporciona a los trabajadores mascarillas adecuadas.
Selección de controles
Una vez identificados y evaluados los riesgos, llega el momento de decidir qué controles aplicar. La ISO 45001 no impone medidas concretas, sino que establece un marco en el que cada organización debe seleccionar las más adecuadas según el tipo de peligro, la magnitud del riesgo y los recursos disponibles.
- Eliminar: siempre debe analizarse primero si es posible suprimir el peligro. Por ejemplo, la prefabricación de elementos en un taller puede evitar que se realicen trabajos en altura en la obra, eliminando así el riesgo de caídas.
- Sustituir: cuando la eliminación no es viable, se estudia la posibilidad de reemplazar materiales o procesos por otros menos dañinos, como utilizar solventes base agua en lugar de aquellos con base tolueno.
- Ingeniería: si los riesgos persisten, se aplican medidas técnicas como el encapsulado de procesos, ventilación local, resguardos en máquinas, enclavamientos de seguridad o incluso la automatización parcial o total de ciertas operaciones.
- Administrativos: consisten en organizar el trabajo de manera que se reduzca la exposición al riesgo, a través de permisos especiales de trabajo, procedimientos LOTO (lockout/tagout), rotaciones, instrucciones claras, señalización o limitaciones de acceso a zonas peligrosas.
- Equipos de protección personal (EPP): constituyen la última barrera. Se deben seleccionar de acuerdo con el riesgo, realizar ensayos de eficacia, formar a los trabajadores en su uso y garantizar tanto el mantenimiento como el reemplazo periódico.
Registrar cada una de estas opciones para cada peligro identificado no solo facilita la toma de decisiones, también deja evidencia documentada de la metodología seguida, lo que resulta esencial para auditorías internas o externas.
Plan de acción y objetivos
La selección de controles debe traducirse en un plan de acción concreto. Dicho plan incluye los responsables de cada medida, los plazos de ejecución, los recursos necesarios y los indicadores de seguimiento. No basta con definir qué hacer; es imprescindible estructurar el “cómo”, “quién” y “cuándo”.
Además, el plan debe estar alineado con los objetivos de seguridad y salud en el trabajo de la organización. Estos objetivos no deben ser genéricos, sino medibles y realistas, por ejemplo, reducir en un 20% la tasa de accidentes por sobreesfuerzo en un plazo de un año, o garantizar que el 100% de los trabajadores de nuevo ingreso reciba formación preventiva antes de comenzar su actividad.
La norma ISO 45001 recalca que los objetivos deben formar parte de la política de mejora continua. Esto significa que, una vez alcanzados, deben revisarse y actualizarse para mantener un ciclo constante de progreso en la seguridad laboral.
Diseño e implementación operativa
La eficacia de un sistema de gestión de seguridad y salud depende en gran medida de cómo se traduce la planificación en acciones operativas. El diseño de las medidas debe adaptarse a la realidad de cada organización: no es lo mismo una gran empresa industrial que una pequeña constructora o una oficina administrativa.
En esta fase se definen los procedimientos específicos de trabajo, se integran los controles técnicos en las instalaciones y se asegura que la formación de los trabajadores sea suficiente para aplicar correctamente las medidas. También es importante prever la coordinación con contratistas o proveedores externos, ya que la seguridad debe abarcar a todos los actores implicados en la actividad de la empresa.
La implementación operativa requiere un equilibrio entre la estandarización de procesos y la flexibilidad necesaria para adaptarse a cambios o emergencias. La clave está en documentar todo lo relevante sin caer en burocracia excesiva que dificulte la aplicación real de las medidas.
Monitoreo y evaluación de la situación
Una vez implementados los controles, es fundamental comprobar si realmente están funcionando como se esperaba. Para ello, la ISO 45001 exige un proceso de seguimiento y evaluación continua.
Este proceso incluye la observación directa de las condiciones de trabajo, entrevistas con los trabajadores, inspecciones planificadas y el análisis de datos objetivos como estadísticas de incidentes, índices de absentismo o resultados de mediciones higiénicas.
El seguimiento debe permitir no solo detectar fallos o incumplimientos, sino también identificar oportunidades de mejora.
¿Cómo medir la efectividad de las medidas tomadas?
Medir la eficacia de las medidas es clave para garantizar que los recursos invertidos realmente generan un impacto positivo. Esta medición debe apoyarse tanto en indicadores cuantitativos como en indicadores cualitativos.
Indicadores cuantitativos
- Número de accidentes con baja o sin baja registrados en un periodo determinado.
- Frecuencia y gravedad de los incidentes.
- Resultados de mediciones ambientales (niveles de ruido, concentración de agentes químicos, etc.).
- Porcentaje de cumplimiento en inspecciones internas.
- Tiempo de respuesta ante emergencias o incidentes.
Indicadores cualitativos
- Percepción de los trabajadores respecto a la seguridad en su entorno laboral.
- Nivel de satisfacción con la formación recibida.
- Grado de compromiso y participación en actividades preventivas.
- Calidad de la comunicación interna sobre riesgos y procedimientos.
Combinar ambos tipos de indicadores proporciona una visión integral que no se limita a las cifras de accidentes, sino que también mide la cultura de seguridad dentro de la organización.
Integrar un software para la gestión de riesgos laborales
La tecnología se convierte en una aliada fundamental de la seguridad en entornos laborales. Tradicionalmente, la gestión de riesgos laborales se apoyaba en documentos físicos o en hojas de cálculo, hoy en día, la digitalización permite una gestión mucho más eficaz.
En Dokify, hemos desarrollado un software especializado que permite automatizar la evaluación de riesgos laborales. Nuestra plataforma facilita la identificación de peligros, el registro de medidas de control y la generación de planes de acción en tiempo real. Gracias a la centralización de la información, se reduce el riesgo de errores humanos y se agiliza la toma de decisiones.
La automatización de la evaluación de riesgos no solo ahorra tiempo y recursos, también garantiza un nivel de control mucho más preciso. En lugar de depender de revisiones periódicas manuales, la empresa puede contar con un sistema activo, en constante actualización, que facilita la mejora continua exigida por la ISO 45001.